EL JUGO DE TU AMOR
Llegaste a mi vida
tu sola presencia,
repinto los muros
carcomidos,
maltratados,
desemplastecidos,
le devolvió su apariencia
alegre,
ocultó lo viejo, lo
ausente,
cubriste en colores su
pasado,
su pesadumbre sombría.
su historia lacerante,
que le marcaban profundas
grietas,
debilitando, carcomiendo
su fachada,
penetrando la humedad a su
interior,
enmoheciendo las entrañas,
encogiendo un corazón
arrugado,
temeroso, tembloroso en el
rincón,
donde había sido
abandonado,
cuando fue expulsado del
amor,
donde sólo abrazaba el
dolor de la perdida,
la aplastante lápida de la
baja autoestima,
no le permitía asomarse a
la vida,
encerrándolo más,
aprisionándolo en la soledad,
entre las estrechas
paredes de la cárcel,
adonde lo condenó el
desamor,
el sentimiento de no ser
querido,
que le exprimió de su
esencia su valor,
y le apago los latidos que
lo sostenían,
dejándolo al punto del
colapso,
sin atreverse a amar para
evitar
ser derruido, se iba
debilitando
haciendo polvo su
recubrimiento,
queriendo desaparecer en
el tiempo,
o que el tiempo
desapareciera,
abandonándose,
petrificándose,
oculto a la primavera, a
la vida,
retraído, guardando la
distancia,
a sus ansias del perfume
de las flores,
al roce de sus pétalos, a
la sensación
de la suavidad de un beso
en los labios,
a recorrer un cuerpo
desnudo con las
yemas de los dedos,
renunciando
a todo lo que pudiese
vivificarlo,
exponiéndolo nuevamente a
ser dañado,
a quebrar los débiles puntales
astillados,
que lo sostenían, entre
las estrechas
paredes, donde se refugió
a la vida.
paleaste los escombros, dejándolos
a un lado,
le abriste paso a sus
latidos,
desempolvaste su rincón
maltrecho,
penetró el sol con tu
sonrisa,
que deslumbró estos ojos
nuevamente,
barnizando al corazón con
la luz dorada,
que destellaba desde tu
hermoso corazón,
y se fue desarrugando,
inflamando de ti,
que te adentraste a
acariciarlo,
a rescatarlo, a darle un
baño hermoso con tu amor,
desplegando las ventanas
cerradas de la pasión,
con sólo posar tus labios
en los míos,
en ese primer instante de
sentirlos,
que le entregó el olvido, dándole
cura a la aflicción,
y le inyectó al instante
el néctar de dulzura,
que recorrió su venas
secas, con el torrente intenso
de tu pasión, volviendo a
llenar todos los cauces,
que vierten en este corazón,
que revivió al instante,
en que le diste de beber
la pureza… del jugo de tu amor.