sábado, 29 de julio de 2017


LO  ÚLTIMO QUE AÚN QUEDA..MI PIANO CON LA ESENCIA DEL ABUELO EN LAS VETAS DE SU MADERA.

Hoy quedó mi estimado piano, tristemente abandonado en un rincón junto al pie de una escalera, en una casa que nos ofrecieron para ahí resguardarlo, por primera vez en muchos años  quedó solitario, vació sin fotos de hijos y familia sobre de él, mientras encuentro un lugar o un nuevo hogar donde poder tenerlo y revivirlo; donde vivo actualmente es tan reducido que no hay espacio donde quede; haré todo lo posible por conservarlo, pues le tengo gran aprecio, pertenecía a mi abuelo quien lo tocaba hermosamente, empapándome de bellas melodías populares románticas de aquellos tiempos de mi niñez, como “Cuando calienta el sol” que interpretaban en ese entonces Javier Solís o los Panchos entre otros, “Mas” y “Acompáñame” cantada por Enrique Guzmán, “Adoro” y “Esta tarde vi llover” de Armando Manzanero y otras más, que al escucharlas en el piano de mi abuelo, cultivaron en mi desde esa corta edad, el gusto por este género de música, y en consecuencia posteriormente por la bohemia y la poesía. El abuelo fue un romántico y sobre todo un melómano, apreciaba mucho su piano, el cual me lo heredó mi abuela, para salvarle de las intenciones de otro pariente de venderlo, al poco tiempo de fallecer mi abuelo;  todo esto es motivo y razón suficiente para que yo aprecie a ese piano, en él permanece el recuerdo amoroso de mi abuelo, Mi adorado piano hoy conserva la esencia del abuelo, en las vetas de su madera, en sus teclas, en su silencio.
Mi abuelo fue un faro en mi vida, aparte del gusto por el piano, le encantaba escuchar música clásica en su consola, a todo volumen, ubicada en la pared justo enfrente de la puerta de entrada a su casa y así con la puerta abierta, sentado en su fresca mecedora Tlacotalpeña, amainando el calor soplándose con el típico abanico de cartón, deleitaba todos los domingos, a los transeúntes y a medio vecindario por el alto y exagerado volumen, debido a que no oía bien con uno de sus oídos, poniendo su música clásica predilecta, combinándola con el nuevo cantante romántico que surgió en ese entonces Raphael, del cual adquirió sus discos, pues admiraba y le encantaba su voz y sus canciones.
Tenía también la costumbre de quitarle a los arbolitos de su banqueta, las hojas amarillas antes de que se desprendieran de ellos, para que lucieran más esplendorosos con sus hojas verdes; pero sin la menor duda, su mayor gusto fue el de admirar la belleza de la mujer, sin ninguna morbosidad, y con el mayor recato, le escuche en varias ocasiones caballerosos piropos, como el que dirigió a una bella señora que pasaba con su bella hija, al costado de su mecedora en la banqueta, “tan bella la mañana como el atardecer” claro está, que precedido por el imprescindible saludo “muy buenos días, ya era un hermoso día y ahora lo es más”, siempre caballeroso, sin ninguna maldad o mala intención, sino simplemente manifestar su admiración por la belleza de las damas. En una ocasión llegó del trabajo comentándome (ya era yo un adolescente) “hubieras visto que hermosos brazos tenía una mujer que venía al lado mío en el camión urbano, carnositos preciosos” me reafirmó, (en eso si difiero un poco de mi abuelo, pues soy más de admirar las piernas) y así siempre le encontraba y refería algo hermoso que poseía una mujer, sus bellos ojos, manos, brazos, caderas, dedos, etc.,  fue un admirador respetuoso de la belleza femenina. El abuelo inyectó en mí el deleite por las cosas bellas y los valores que hoy me enraízan, fue un gran ejemplo de vida; gustaba también de escribir, escribía artículos que se los publicaban en el periódico más prestigioso de mi ciudad, por lo general eran de asuntos políticos, de leyes y frecuentemente de cuestiones etimológicas, pues fue maestro de etimología y lógica muchos años en la preparatoria, así como director de la misma, y gustaba también de hacer crítica y correcciones de algunas malas expresiones, que encontraba de algunos otros compañeros articulistas o malas aplicaciones del lenguaje en los discursos de políticos principalmente.
Mi admiración por él, traté de manifestarla en una canción que le compuse a mi viejito querido, en guitarra, hace ya muchos años; no en el piano pues no lo domino… una canción que lo define brevemente.

 Les comparto con mucho gusto la letra de esa canción…


TITULO DE LA CANCIÓN:”CORAZÓN DE ORO” (a mi abuelo)  AUTOR: RAFAEL CARRILES (MIJJO)

Mi abuelo fue un gran tipo,
sencillo y caballero,
siguió siempre el principio,
las damas van primero,
las damas lo primero.

Mi abuelo fue un gran viejo,
bailó con el danzón,
disfrutó la canción romántica,
gozó la música clásica,
adoró la música clásica.

Mi abuelo fue un gran hombre,
defendió de oficio al pobre,
lo cual en esta vida,
no le dio fortuna alguna,
                                                                               
Pero si un corazón de oro,
pero si un corazón de oro.

Mi abuelo no se fue,
no se fue, con el tiempo,
mi abuelo aún perdura,
en cada hoja hermosa,
su espíritu aún baila,
al compás de bellas notas,
el manto de su nobleza,
aún abriga mi entereza……(Mijjo)


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