lunes, 29 de septiembre de 2014

"INTEGRACIÓN VS "BULLING"

No sé si se estén realizando campañas contra del bulling  en las escuelas, que no solamente impliquen, castigo a quienes lo apliquen y a quienes no hagan nada por evitarlo al presenciarlo; en lo personal considero prioridad, hacer campaña motivando a la integración de esos niños, que son relegados por su condición física (llámese color de piel, exceso de peso o lo contrario, fealdad física, y capacidades diferentes) que los ha llevado a ser sumisos, apartados, temerosos, y tristes, la campaña debe ir enfocada a que sus compañeros los integren a sus juegos, a sus charlas, a sus sueños. Dentro del salón de clases los maestros dedicarse a leer poesías, cuentos, historias, que lleven a crear conciencia en favor, de no hacer menos a estos compañeros y mucho menos motivo de burlas o apodos hirientes, sino todo lo contrario promover estas acciones de integración, que lleven a devolver a estos niños, la felicidad en sus vidas.
La importancia de esto, lo viví sin saberlo y los descubrí muchos pero mucho años después, con un amiguito mío de primaria, en aquellos años de mi infancia. Se llamaba Rafael Zorrilla quien llegó a nuestras vidas a mediados de la etapa primaria, no recuerdo en que año escolar específico se incorporó, pero causó reacción negativa de risas, en la mayoría de mis compañeros, al verlo por primera vez entrar al salón de clases; en lo personal me causo tristeza, pues el rostro muy similar al de Frankenstein o German Monster (serie de TV muy popular en ese entonces) fue el motivo o la razón de la mayoría de las risas; pero había en él algo más grave, que en mi me provocó ese sentimiento de lástima, cojeaba de una de sus piernas visiblemente, lo cual indicaban para mí, tanto la seriedad en su rostro y su condición física, que estaba enfermo, y eso fue lo que causó como primer reacción, sintiera yo pena y tristeza por él y las risas se me hicieron de lo más desagradable.    
Con malestar y enfado recuerdo, fue la burla un tiempo de muchos compañeros; apodos, chistes y lo principal y más cruel, era relegado. En cambio, en lo personal yo gozaba de todo lo contrario, era el número uno en calificaciones, no por mi inteligencia sino por mi tenacidad, muy bueno en el fútbol y para el espiro, donde fui campeón varias veces, lo que me hizo ser, reconocido por muchos y envidiado por algunos, pero sin meterse conmigo, pues la fuerza adquirida en los golpes al espiro, trajo como consecuencia, fuese bueno para los golpes, pegaba duro, pero sólo en defensa propia o para defender a compañeros de los malosos,  nunca lo emplee como arma para intimidar compañeros, ni ser de broncas. Así que. todo ello, me hacía ser una especie de líder positivo para mis compañeros, pues había también como ya los mencioné, los lideres negativos, quienes aplicaban la intimidación, el ahora llamado bulling; eran generalmente fuertes, broncos, burlones y  de pésimo aprovechamiento escolar, pues la inteligencia no era su fuerte y menos la dedicación o tesón por estudiar. Pero volviendo al “Zorri” como yo lo llamaba con cariño, tuve la fortuna de sin tener conciencia de ello, pues era yo pequeño para entenderlo así, de “integrarlo” al grupo, aprovechando que yo siempre era nombrado capitán, de uno de los equipos de fútbol, que formábamos en el salón de clases y dónde cada capitán iba escogiendo a los mejores jugadores para su equipo, por turnos; tuve como les decía yo, el propósito de siempre escoger al “Zorri”, no lo hacía en las primeras rondas, pero tampoco lo dejaba para lo último, esto sí muy consciente yo de ello, una para que no supusiera el “Zorri” era por lástima, y la otra para que no concluyera que ya no me quedaba de otra, al ser el último elegido. No haré larga la historia, solo les diré que recuerdo que jugando fútbol descubrimos las risas del Zorri, su ánimo, su alegría corriendo tras del balón aun cojeando, celebrando los goles, felicitando a sus compañeros o a mi cuando hacia una gran atajada (yo era el portero), se soltó y todos mis demás compañeros conocieron al Zorri por dentro, se rompió la coraza que su físico, su condición física y su abandono en su mundo de tristeza lo tenían aislado, sin que nadie se le acercara a saludarle siquiera, conocimos a un Zorri platicador y a un buen chico, bromista y buena persona. El Zorri se fue de la primaria como llegó, de repente, un buen día, no supe cuando en que año escolar. La vida nos apartó y no supe más de él. Un día, ya recién terminada mi carrera profesional yendo a sacar un permiso de obra a salubridad, la joven encargada de recibir los papeles, leyó mi nombre y al leerlo me dijo sorprendida, ¿Rafael Carriles? ¿Tú eres Rafael Carriles que estudiabas en el La Salle?, le dije sí, el mismo para servirte. Mostró mucho gusto sin entender mucho sus razones hasta que me contó. Yo soy la hermana de Rafael Zorrilla ¿Lo recuerdas? Como no -le dije- el gran Zorri, ¿Cómo está él, dónde se encuentra?- La respuesta fue muy triste, el Zorri había muerto hace años, se lo llevó su enfermedad; pero después de la triste noticia, vino la gran alegría para mi, pues el gusto de la hermana por encontrarme, era el de poder contarme, que fui una especie de ídolo para su hermano, que siempre llegaba muy contento de la escuela y que siempre del único que hablaba era de mi Rafael Carriles de nadie más, al único que recordaba y recordó siempre de esos años de escuela fue a mí, por eso la hermana se asombró gratamente al leer mi nombre. Y por eso, por ese momento, por ese encuentro del destino, en que pude saber que tan importante fue mi existencia y la influencia de mi vida en la vida del Zorri, es que sentí la satisfacción incomparable con ningún logró, ni ningún premio conseguido en toda mi etapa escolar (que fueron muchos) y que se volvió a raíz de encontrarme con su hermana, de los más importantes de mi vida.

Por eso quise exteriorizar esta historia personal. La “integración” es la mejor campaña que debe emprenderse contra el “Bulling”

viernes, 12 de septiembre de 2014

ASOMABA EL DÍA

Asomaba el día, con la algarabía de los pichos, entre las ramas de los pinos en la calzada; con el tintineo de las cucharas en los vasos de cristal, sedientos del aroma de un buen café, dentro de los muros de la cafetería que permanece en los mosaicos de la vida cotidiana de la ciudad, que fue creciendo ante la longevidad de sus pinos y su cafetería, devorando pantanos, ojos de agua, man-glares y terrenos vorazmente; devorando los años manteniendo las estampas de su pasado en su centro carcomido por el tiempo, sosteniéndose en lo posible de la solidez de sus piedras  de coral      ( “muca” ) que le regaló el mar para forjar bellamente su arquitectura, cuando se agotaron los cedros del lugar, que en sus orígenes la hicieron “La ciudad de Tablas” con sus edificaciones de madera.
En su corazón el día aterrizaba las palomas y otras aves, el sonido de una marimba por el perímetro de sus portales y en un tiempo el canto de las ruedas del tranvía, con los rieles de acero a dueto, rodando por un costado de la plaza, haciendo circular la vida de su gente.
Por la línea curvilínea de la costa de su cuerpo limitada por el mar, las olas despertaban con su arrullo tenue y delicado, en la callada arena de sus playas, el chasquido del salpiqueo de peces en sus aguas, emergiendo con un salto a la superficie a saludar el día, para inmediatamente sumergirse ante el rondar del graznido de las gaviotas revolando y la mirada serena de los pelícanos flotando impávidos al acecho.
Amanecía con la diversidad de la aurora pintando lienzos hermosos al horizonte donde el mar se besa con el cielo.
Así amanecía en mi niñez en mi ciudad, así amanece pero ahora con torrentes de lluvia, cielos grises, y el silencio, ese velo que extienden los problemas de la vida adulta,  impidiendo disfrutar de la claridad de un día sereno, un día como es detrás del velo, un día hermoso postrado en el rincón del recuerdo del niño.

                  

miércoles, 10 de septiembre de 2014

MICRORRELATO: "DESHACIÉNDOSE VIVO"



No podía moverme, atrapado bajo las toneladas del monstruo de concreto arma-do,  que me devoró mientras dormía, agitó su furia un sismo que derruyó mi departamento de un segundo piso de seis; sentí como mi cama se ladeaba y era traga-da por su garganta, succionaba pedazos de todo, muros, techo, muebles. Consciente en terrible oscuridad, bebo sus jugos gástricos, mientras me deshago vivo.

domingo, 7 de septiembre de 2014

LA TENDENCIA A UNA HUMANIDAD VIRTUAL



No se aparcaba de los aparatos desde que comenzaba su día, abría los ojos y encendía el Xbox,  la computadora, la Tablet, el iPod y sino el celular, el mundo real a su alrededor dejó de existir. De la realidad solo tomaba la inconsciente, los sueños; esa realidad fantasiosa que se da al dormir, y cabe decir que  estos sueños,  poco a poco se conectaron también a ese mundo virtual. Un hombre que estando despierto permanecía en una realidad enajenante, donde la vida es un juego y el matar es el proceso para adquirir la felicidad de llegar a ser ganador, una realidad que lo está llevando como a millones, a integrar una humanidad de zombis, que tenderá a auto destruirse. Se irán incrustando a los aparatos, las necesidades fisiológicas esenciales para vivir, el comer, beber, defecar, orinar; no necesitará salir de la pantalla, ni desconectarse para poder hacer estas funciones, casi imperceptiblemente para él, todo estará enchufado, ligado, y lo más grave perderá el interés y deseo por preservar la especie. El crear más y más juegos será el motivo de vida, para persistir viviendo en este mundo virtual por siempre. Hasta que un día su mente inmersa caiga en un sueño profundo, un sueño oscuro como una pantalla apagada y al despertar encontrará que está solo frente a una pantalla encendida, sin imágenes, ni dentro, ni fuera de la pantalla, solo sin nada más, solo…solo…solo en el mundo… en sus mundos. 




martes, 2 de septiembre de 2014

MICRO RELATOS/RELATOS CORTOS

EQUIDAD  PALABRA MÁGICA

En  los cajones sin llave de los sentimientos hoy no encuentro los versos necesarios para sacar de ahí lo que pretendo, desde luego que no existe un cajón de palabras mágicas, bueno fuera, por más que los abro solo encuentro las mismas de siempre, usuales o  poco usuales, populares o no pero al  fin las mismas, que cuando estoy bordando el vestido de una poesía, consigo  hacerlo  lucir  con   las  puntadas de los versos, usando el  pespunte, festón  o tatami  de sus rimas y su  métrica.
Pero  hoy   los he  cerrado,  donde  diablos  encuentro las  palabras  necesarias  para idear,  armar, y  concretar  un  sistema diferente,  donde  todo sea  equilibrado  y  haya equidad esta simple  palabra archivada en el cajón de los sentimientos, podría  ser  mágica, si logro el mecanismo para  trasladarla al  estante del cerebro,  e incrustarla  en  la  prioridad de todo  ser  humano.