
No
podía moverme, atrapado bajo las toneladas del monstruo de concreto arma-do, que me devoró mientras dormía, agitó su furia un
sismo que derruyó mi departamento de un segundo piso de seis; sentí como mi
cama se ladeaba y era traga-da por su garganta, succionaba pedazos de todo,
muros, techo, muebles. Consciente en terrible oscuridad, bebo sus jugos gástricos,
mientras me deshago vivo.
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